Las abuelas y los hijos / nietos reaparecidos
En estos últimos meses es habitual encontrar en algunos diarios y en algunos canales de televisión el relato de las vicencias personales de algunos de los más de 100 nietos reaparecidos de las abuelas de Plaza de Mayo.
Nietos devenidos en hijos de sus abuelas, frutos del coraje y el amor de este grupo de mujeres que perdieron a sus hijos e hijas durante la salvaje dictadura cívico militar que gobernó nuestro país en un tiempo que a pesar del tiempo transcurrido forma parte de nuestro presente.
Porque no es posible olvidar, porque no sería sano hacerlo. Las palabras y sobre todo las miradas de estos jóvenes renacidos después de pasar años encerrados en las mentiras y, en muchos casos, la crueldad ilimitada de sus apropiadores / secuestradores nos interpelan. Es importante la presencia de estos relatos en los medios, pues es necesario que sepamos que cada uno de los más de 500 niños y niñas que fueron robados por la dictadura es una persona de carne y huesos, con cara y con boca, con corazón y con ojos, una persona que siente y que cerca de 400 de ellos no saben aún quienes son, cual es su verdadera identidad, que aquellos a quienes consideran sus padres, en muchos casos, son sus secuestradores (e incluso los asesinos de sus padres verdaderos).
Lo cierto es que en estos jóvenes que hoy rondan la treintena se prolonga la desaparición de sus padres. Porque esos niños y niñas que fueron robados son también detenidos desaparecidos. En ellos perdura el horror de la dictadura.
Estela de Carloto, las abuelas todas, y todos aquellos que colaboran con ellas son verdaderos héroes. Coraje y amor para combatir la cobardía y la violencia. Gracias a ellas la Argentina es un país mejor.
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“Esas mujeres eran locas y sus hijos tirabombas” en Página 12, 16 de mayo de 2011
“El fiscal llamaba a casa y le daba información” en Pa´gian 12, 26 de abril de 2011
"Entre la crueldad y una fantasía absurda" en La Nación, 9 de noviembre de 2010
"El odio y los resentidos" en Página 12, 2 de noviembre 2010
"No" por Juan Pablo Feinman, en Página 12, 30 de noviembre de 2008
Nietos devenidos en hijos de sus abuelas, frutos del coraje y el amor de este grupo de mujeres que perdieron a sus hijos e hijas durante la salvaje dictadura cívico militar que gobernó nuestro país en un tiempo que a pesar del tiempo transcurrido forma parte de nuestro presente.
Porque no es posible olvidar, porque no sería sano hacerlo. Las palabras y sobre todo las miradas de estos jóvenes renacidos después de pasar años encerrados en las mentiras y, en muchos casos, la crueldad ilimitada de sus apropiadores / secuestradores nos interpelan. Es importante la presencia de estos relatos en los medios, pues es necesario que sepamos que cada uno de los más de 500 niños y niñas que fueron robados por la dictadura es una persona de carne y huesos, con cara y con boca, con corazón y con ojos, una persona que siente y que cerca de 400 de ellos no saben aún quienes son, cual es su verdadera identidad, que aquellos a quienes consideran sus padres, en muchos casos, son sus secuestradores (e incluso los asesinos de sus padres verdaderos).
Lo cierto es que en estos jóvenes que hoy rondan la treintena se prolonga la desaparición de sus padres. Porque esos niños y niñas que fueron robados son también detenidos desaparecidos. En ellos perdura el horror de la dictadura.
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