Los medios, el lenguaje y la realidad

En la sociedad contemporánea atravesada por redes de telecomunicaciones de distinto tipo (las más importantes responden a intereses privados, lo cual no solemos tener presente) el dominio de la lengua, de aquello que se dice, del modo en que se dice y de las palabras que se utilizan para decirlo es una herramienta clave de poder. Orwell, con lucidez, supo advertir esto. No es casual el uso repetido de neologismos y metáforas para designar fenómenos sociales y culturales de distinta naturaleza. "Brecha" en lugar de desigualdad, "inclusión" en lugar de igualdad de derechos, "justicia" en lugar de venganza, "exclusión" en lugar de discriminación, "xenofobia" en lugar de racismo, "seguridad" en lugar de represión, "inteligencia"(de una computadora) en lugar de capacidad de cálculo, "memoria" en lugar de capacidad de almacenamiento, "comunicación" en lugar de información, "información" en lugar de conocimiento... la lista es interminable.
¿No es hora de reflexionar más acerca del uso que se nos propone de nuestra propia lengua antes de reproducir propuestas "autoritarias" que deslavan de sentido social y cultural aquello que designan, ocultándolo?
Este texto, que responde a una inquietud que tengo desde la adolescencia, tiene su origen inmediato en la lectura de un artículo de Mario Gologoff titulado "El gran sistema" publicado hoy en Página 12.
Otros artículos recientes vinculados con este tema:
"Informar no es comunicar" en Página 12, 6 de octubre de 2010.
"La otra agenda"en Página 12, 6 de octubre de 2010
Etiquetas: Ideas sueltas, Sociedad
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